Por Mayra Nebril
"Se dice que hay
varias maneras de mentir; pero la más repugnante de todas es decir la verdad,
toda la verdad, ocultando el alma de los hechos. Porque los hechos son siempre
vacíos, son recipientes que tomarán la forma del sentimiento que los
llene." El pozo, J. C. Onetti
Queriendo reencontrar
este párrafo y el vertiginoso descubrimiento que desató a mis veintipocos años, volví a la novela en tres oportunidades, separadas por décadas, de mi vida. Cada vez es otro libro, pero siempre
me gusta cómo hace que la pregunta encuentre un doblez en el que renovarse.
La facultad de
psicología, Freud y el concepto realidad psíquica, habían hecho lo suyo en el
tallado de algunas interrogantes, ¿qué es la realidad?, ¿qué tan verdadera es?,
¿cuál es su valor e importancia? Por otra parte, ¿qué es la ficción?, ¿si la
verdad tiene estructura de ficción, será que debemos cortar el hilo con la
búsqueda de los hechos?
Entonces fue que me encontré con esta novela de Onetti,
que me cedió un nuevo lugar desde el cual detenerme a observar la frontera que
separa y delimita la tierra de la ficción. Le debo a Onetti, por lo tanto y
además del placer por su lectura, un ramillete de ideas que intentaré cercar
con palabras. Difícil tarea luego de leerlo a él, tan preciso a la hora de
tomarles el peso y ponerlas en racimos, tan sereno a la hora de domar los
silencios.
Al terminar de
leerlo, en esta tercera cita que nos dio la vida, y quedarme con mis propias ensoñaciones, con las elucubraciones de
mi decir imaginario, pienso ¿para qué ficcionamos los seres humanos?, ¿cuál es
la función de la imaginación? Es muy grande la pregunta que me hace la novela, debo achicarla, debo
bordarla a El pozo, debo conversar con él.
Le pregunto al pozo de Onetti y al mío, los
interrogo en la asociación que hacemos de la memoria con la escritura de
ensoñaciones como parte del relato de una vida, como si memoria equivaliera a la suma
de los hechos reales más un alma que los vive, entonces ¿forman parte de la
memoria los relatos del mundo interno?, ¿construyen nuestra identidad los
sueños? Creo que sí.
Luego el personaje de El pozo le dice una mentira a Ana María, para sacar provecho
de esa situación, y más adelante define la mayor mentira posible como la
extracción del alma, reduciendo a hechos reales un relato, diciendo toda la
verdad, al hacer objetivable lo subjetivable.
¿Mentir para engañar? Para hacer
creer algo que no es. La mentira incluye al otro, lo quiere en ese mundo
privado.
No hay palabras que relaten las ensoñaciones -nos advierte-, no hay
traducción posible de ese decir íntimo, sin traición, sólo el consigomismo encuentra el modo de
construirse esos relatos, a veces.
Aun así, el personaje de la novela lo intenta, en dos
oportunidades quiere tender el puente al otro, en ambas el
resultado es el mismo, el fracaso
abismal de la comunicación. No hay encuentro, no hay lazo más que con esas
imágenes, suyas, ... del otro ni retazos.
Pero ¿alcanza?, ¿sin que la ensoñación ¿ficción? tienda un hilo al otro, puede ser la
felicidad?
El imaginar solo en una
cama, ¿puede sostenerlo? ¿Hay en la imaginación una posbilidad de rescate, sin
hacerla producir -literatura, u otro evento, artístico o no-, ella sola en sí
misma, puede sostener?, ¿o es que en ella está la perdición si no
se encuentra la posibilidad de enlace con el otro?
¿Ese mundo imaginario
puede crecer sin producir consecuencias en el mundo de los hechos?, ¿podrá
existir en paralelo a la vida misma?, o ¿su mera construcción efectuará un
reflejo en la realidad?
En
el año 1976, Juan Carlos Onetti fue entrevistado por Joaquín Soler Serrano, algunas de las respuestas que allí da y que transcribimos en Volver a Onetti 2 http://languelengue.blogspot.com/2013/10/volver-onetti-2.html, me permitieron pensar sobre la manera en que el par
realidad- ficción se desliza al de mentira-verdad.
Onetti se
confiesa mentiroso, e intuye que esa es la semilla del escritor. Mentía a su
familia, también a sus amigos, incluso llevaba un diario íntimo en el que
registraba aventuras que no ocurrieron ni ocurrirán, se reconoce un Don Juan
con la imaginación, todo un Casanova. Después -dice, en tercera persona, acerca
del escritor que hay en él- siguió mintiendo, en todos los libros.
J.S.S: ¿Qué
piensa que es El pozo desde la perspectiva de los cuarenta años transcurridos?
J.C.O: Y, yo
lo sigo queriendo a El Pozo, pero naturalmente, claro, después tuve que largar
amarras y salir de esto... -tiene el libro en la mano y mientras habla lo hojea,
hace una pausa y continúa diciendo: -... Que era un cuento intimista y es totalmente
personal y no hay personaje, -pausa- no hay un solo personaje -pausa- y después
vino todo esto -y señala hacia la mesa que tiene a su izquierda, sobre la que
está el resto de su obra, en exhibición.
Lo que
afirma de la mentira como preámbulo de la ficción, y de El pozo como un aparte
de su obra, como una isla separada del resto de sus libros,- al
menos eso interpreto de lo que dice en la entrevista-, me pareció algo muy interesante para pensar en los pares Realidad Verdad Mentira Ficción. Como si El
pozo se tratara de una continuación, o incluso una pequeña muestra de esos diarios de la
adolescencia de los que habla y que no pretendía publicar. Luego, después de
editar El pozo, de saber y buscar la posibilidad del lector, algo se
transforma, ¿será entonces que la mentira tiene la posibilidad de mutar en ficción? Como si al
hacer circular sus libros, con esa primera publicación, estructurara entonces la posibilidad
de ficción como distinto de la mentira, un mundo otro en el que no vive, ni
miente, sino en el que crea otra cosa.
En El pozo, el personaje
termina sentenciando que antes creía en la felicidad de ese vivir fantaseando,
tirado en una cama, fumando, y de cara a la pared, antes... ¿Y ahora?
No hay personajes, no hay un solo personaje _ dice Onetti en la entrevista. Es una extraña manera de decir sobre algo escrito en primera persona ¿Será que está aún muy cerca de lo que escribe? ¿hay personas, en lugar de personajes? La mentira muta en ficción, decís en el artículo, lo entiendo en este sentido lo que redondeás sobre el final. Me gustó. Ramiro
ResponderEliminarGracias por tu comentario que nos permite iniciar un intercambio. En algún sitio leí que la mayoría de los escritores tienen una primera novela más autobiográfica, luego de lo cual escriben "su obra" de la cual la primera novela_supongo_ también forma parte. Como si fuera necesario al menos para algunos "desvestirse" o "vestirse", no podría precisarlo, para ficcionar con nueva perspectiva. Seguiré pensando en estas cuestiones, si andás por acá otra vez, un gusto recibir comentarios, Mayra
EliminarEn ese mismo párrafo también me quede pensando, cuando Onetti hace esa separación de dos tiempos o dos tipos de su escritura. Hacer correlaciones entre esos tiempos diferentes y diferentes formas de relacionamiento con la realidad y la ficción es una hipótesis mas que interesante.
ResponderEliminarGracias por la lectura y comentario. Es interesante pensar en las fronteras entre ficción y mentira, al igual que intentar entender dónde somos capaces de descubrir la verdad. Mayra
Eliminargracias por los comentarios, me ayudan en mi clase de literatura
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