Breve


por Paola Menta

En LangueLengue los temas que finalmente nos sientan a escribir, los tramamos entre las cuatro. Así, durante las semanas previas a la publicación de cada uno de nuestros artículos los mails hacen fila en las bandeja de entrada. En ellos los temas crecen, engordan, se ejercitan y en cuanto se tornan ágiles y musculosos, los dejamos salir…¡manías!

En uno de esos tantos mails, Cecilia recortó y pegó estas palabras de Michael Foucault:

"La palabra de la palabra nos conduce por la literatura, pero quizás también por otros caminos, a ese afuera donde desaparece el sujeto que habla. Sin duda es por esta razón por lo que la reflexión occidental no se ha decidido durante tanto tiempo a pensar el ser del lenguaje: como si presintiera el peligro que haría correr a la evidencia del 'existo' la experiencia desnuda del lenguaje".

La experiencia desnuda del lenguaje…¡¿la experiencia desnuda del lenguaje?!!!…me quedé pensando durante semanas. No sin cierta reticencia y obligada por un sinfín de circunstancias, he aprendido a no comprender rápido y a tolerar la incertidumbre, así  dejé que la frase trabajara en mí.

Un día, “la” frase me despertó en medio de la noche: la experiencia desnuda del lenguaje, repetí como un zombi.  Segundos después y como una exhalación la siguiente frase se lanzó al aire saltando del borde de mis labios a la oscuridad de la habitación: ¡qué necesidad de andar quitándole el alma a las cosas! La carcajada fue tan instantánea como el alivio que trajo consigo. Me recosté calmada sobre las almohadas y el sueño silenció algún otro pensamiento que ya comenzaba a agitarse. 

Inseparable del acto de leer,  percibir el estilo de un escritor, es descubrir ese “nowhere land” donde mora su alma. Es por esa razón –me gusta imaginar- que cuando somos tomados por la lectura, cuando la encarnamos, un fuerte sentimiento de comunión nos une con ese otro cuyas letras palpitan ante nuestros ojos. 
Y nos suceden cosas, como por ejemplo, preguntarnos en voz alta: ¿quién es éste?!, mientras damos vueltas el libro de un lado a otro, hurgamos en las solapas, contemplamos la fotografía, analizamos los sucintos datos biográficos con el ceño fruncido, ávidos de algún santo y/o seña de ese otro mortal capaz de hacer producir a la pluma semejantes palabras y a nosotros semejantes sensaciones. 

Encontrarnos de pronto en la estúpida situación de aplaudir una página, un párrafo, un final…llorar ante un párrafo o página como ante un milagro o jurar también a voz batiente y con desesperada rabia: “¡no escribo nunca pero nunca más!”

¿Dónde está el estilo, entonces? ¿en las palabras que ese escritor utiliza?,¿ en el ritmo de la prosa?, ¿en la concatenación de acontecimientos?, ¿en la construcción de la trama?, ¿en los temas que aborda?, ¿en la cantidad de sustantivos, adjetivos, metáforas, hipérboles…que utiliza?... podríamos decir que está en todas y en ninguna de esas cosas.

Prefiero pensar en el estilo de un escritor como el efecto de la férrea batalla de un hombre al barrar al Gran Otro, en el intento de trazar su propia huella, de imprimir su propia marca y ser -a su vez- marcado por ella.

Que esto se emparenta con el psicoanálisis, sin duda. Para mí, analizar está asociado  con experimentar esa batalla y asistir al  peculiar armado de la estructura, condición del advenimiento del sujeto. 

ya comprendo la verdad
estalla en mis deseos

y mis desdichas
en mis desencuentros
en mis desequilibrios
en mis delirios

ya comprendo la verdad
ahora
a buscar la vida

Alejandra Pizarnik.

Imagen: Inge Look, "Fiffi and Anni".

3 comentarios:

  1. Breve si que marca estilo jajaajajajajajaj

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  2. Yo, que he leído de todo un poco, busco sin parar un estilo que se adecue a mis necesidades o sentires, pero no lo encuentro. Busco dentro de cada libro que leo una emoción y, a veces, esa falta de emoción o la manera en que está escrita la obra, no me atrae...Pero sin embargo no puedo dejar ese libro a medias...será porque leo la contraportada primero???Hay estilos que son indefinibles, pero, sin embargo, hay algo en ellos que hace que cada autor y cada obra tenga su fondo de enganche al lector...por mucho que se lien, como Tolstoi, o que simplifiquen y especifiquen como Bucay, si te gusta la lectura apreciarás que cada libro es un mundo, a veces de sueños y otras de realidad...Lo importante para mi del estilo, es...empezar a leer un libro y no saber como va a terminar. Y, esto es muy subjectivo...jeje!!Que si hacen una película basada en el libro...me guste más el libro. Por qué?? Porque tiene estilo!!!

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  3. me quedé pensando a partir de tu comentario en que también los cineastas tienen ¡estilo! jugando un poco con esta idea tuya del estilo como adjetivo en la última oración.
    Pero es bien cierto que uno no se engancha con cualquier estilo, aunque no pueda definirlo, hay algo de uno que se puede poner a jugar en esa lectura o en esa mirada, o no.
    ¡Qué suerte tenerla de nuevo por nuestro blog!
    Gran abrazo,
    Paola

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