La ficción de trabajar la realidad de las neurosis



por Mayra Nebril

"Siempre he pensado que la narrativa es el arte primordial de los seres humanos. Para ser tenemos que narrarnos, y en ese cuento de nosotros mismos hay muchísimo cuento: nos mentimos, nos imaginamos, nos engañamos. Lo que hoy relatamos de nuestra infancia no tiene nada que ver con lo que relataremos dentro de veinte años." Rosa Montero

La cita es del precioso libro La loca de la casa, y siguiéndola en su simpática afirmación agrego que los psicoanalistas bien sabemos que pocas cosas cambian más que el pasado a lo largo de un tratamiento. Porque el pasado es recorte y mirada, la memoria es una construcción. Al momento de comenzar un análisis algo está trancado en la posibilidad de novelar, a veces hay un narrar en exceso, y las imágenes invaden la vida, otras  veces y qué terrible es, los hechos imperan y comandan el discurso llevando horas de escucha la posibilidad de despegue de las imágenes para que sobrevuelen unos pocos centímetros los hechos. Muchas otras quien viene narra en tercera persona, desde otra voz, y sin lugar a dudas, desde otros ojos.

 ¿Las distintas neurosis se relacionan distinto con la realidad y la ficción?
Si bien se me hace difícil precisar cómo es para la fobia, cómo para la histeria y cómo para la neurosis obsesiva, ya que las preguntas-cuando llegan- abren tiempos de investigación más que de conclusiones; sé que en la clínica hay distintas maneras de ficcionar. También sé que hay muchos modos de decir sobre esas ficciones. Distintas maneras de habitar, autorizar y hacer con esos mundos paralelos.
Hay quien tiene un mundo imaginario, paralelo, que no se toca con la realidad, una especie de película que se alimenta a diario, y que no compone el relato oficial de una vida. Un secreto mundo privado al que asistimos gracias al pedido de asociación libre, somos, así, espectadores de un tesoro que se abre a nuestra escucha. Construcciones de grandilocuencia, historias que reparan la cruel o ingrata realidad, un universo que no tiene sobre la realidad de la vida efectos notorios. Mundos unipersonales.

Hay quien tiene un mundo que crece perpendicular al relato que hace público, es un mundo en el que se practican los hechos que luego se intentarán en el oficial, un espacio en el que se toma coraje, se vislumbran posibilidades de éxitos y fracasos, se juega con puertas y ventanas que si se abren ventilarán la vida. Es un mundo por el que el discurso del paciente deambula sin demasiadas barreras, es un secreto a voces, un espacio de la intimidad que se comparte más fácilmente.

Hay también quienes alimentan un mundo paralelo que se relaciona al de la realidad a través de la mentira, hay un ficcionar que inventa para los elegidos hechos que no existieron en eso que llamamos vida, mentiras que dicen ¿hasta creerlas?, a fuerza de repetición.

Y hay quienes viven pegados al mundo de los hechos, sin posibilidades más que mínimas de fantasear, de desplegar alas para mirar el mundo desde lo alto. Es un mundo árido, donde crecen pocas ilusiones.

He estado mirando entrevistas a escritores y leyendo otras, -disfruto mucho de escucharlos decir acerca de la creación de esos universos tangibles, de tan diversas consistencias, que uno al leer habita-,y de hecho al estar movida por la pregunta sobre la realidad-ficción, y la manera de novelar de los distintos pacientes, he escuchado las reflexiones que hacen sobre el tema atravesadas por el cernidor de estas interrogantes. Y entonces se hizo notorio que la manera de vivir la realidad y la ficción dista de ser la misma en todos los escritores. Y al igual que con los analizantes escucho la manera en que la ficción toma vuelo y se eleva sobre el mundo de los hechos, queriendo comprender los diferentes modos.

Onetti, para comenzar por quien hemos estado trabajando en Langue Lengue, le dice a María Esther Gillo en la entrevista Estás aquí para creerme, que no está en sus manos que Julita, el personaje de Juntacadáveres viva o muera, es una afirmación sorprendente y contundente la que hace, nos dice que el destino de sus personajes no es su decisión, que ellos viven según una lógica interna-de otro mundo- que él capta y transcribe. Onetti relata acerca de un mundo del cual no es parte; él está excluido pero es desde allí que escribe.

En cambio Cortázar en una entrevista realizada por Joaquín Serrano Soler, en el programa A fondo, dice habitar el mismo mundo de sus relatos; que esa frontera entre el mundo de la realidad y el mundo de la fantasía nunca tuvo la fijeza de la que otros dan cuenta. Fue en la pubertad que descubrió que para uno de sus amigos, determinados sucesos que para él eran aventuras interesantes, eran considerados ilusorios y aniñados (la anécdota está asociada al préstamos de una novela de Julio Verne que a Cortázar le había encantado, y en cambio a su compinche, le desilusiona por ser tan fantasiosa). Una novela que a él le cuenta sobre una realidad posible, universo del cual Cortázar es participante, sitio en el que viven sus relatos. Julio pareciera  narrar en su escritura acerca de un lugar al que pertenece.

Umberto Eco, por último, en el libro Confesiones de un joven novelista, describe la manera en la que se da la creación de sus novelas, y resulta que diagrama un mundo, lo dibuja, lo mide-realmente sabe la cantidad de metros que hay en la abadía entre tal y cual zona, motivo por el cual sabe también la duración posible de los diálogos- un universo coronometrado,  analizado con rigurosidad y detalle; acerca del cual, luego, escribe. Él es el creador, él hace y deshace en ese sitio, construye un universo sobre el que manda.

Son tres escritores con sus modos de hacer ficción, son tres ejemplos bien diferentes de convivencia del par realidad-ficción, estilos que encuentro también en la clínica, maneras que se me ocurre agrupar entre la manera de novelar de las neurosis y las maneras de escribir de los escritores.

El modo de cultivar un mundo paralelo que no se toca con la vida oficial, como hace Onetti al excluirse del mundo acerca del cual escribe; o los mundos perpendiculares que se tocan en circunstancias determinadas con la vida real, mundos que al estilo de Cortázar se zambullen en el devenir cotidiano en una continua cinta de Moebius; o mundos ¿mentidos?, inventados, que como hace Eco se levantan a fuerza de decisión y se construyen teniendo en cuenta planos, medidas, y poder sobre las tensiones en juego.

Si bien los escritores siempre nos enlazan en sus creaciones al ser libros publicados, leídos y comentados, de todas maneras hay una similitud o un `puente que me permite pensar en la clínica, en esos otros escritores más privados que nos relatan, -ya que también hay otro en el relato sostenido en transferencia-, sus mundos ficcionales, y la línea gruesa o fina que trazan entre ficción y realidad.  
Me pregunto, cada vez, si este mundo paralelo puede alimentarse en un análisis, de hecho la manera de escuchar deteniéndose o no en esos sitios es una manera de puntuar, o si en cambio será necesario podar sus ramas para propiciar que florezcan jazmines más dulces en la vida real, o si la manera será pensar en el hacer con eso algo, o hacer con otros eso. Cuestiones técnicas que al abrir la posibilidad de la pregunta orientan la dirección de la cura. 
Cada vez, cada vez, cada vez...

2 comentarios:

  1. Excelente. Tan clínico! Tan literario! Me encantó y me deja pensando

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  2. Díficil decir tantos conceptos clínicos-teoricos en pocas,líneas.Solo alguien con mucho análisis y rigor teorico, ademas de escritora,es capaz de un escrito así. Tambien me deja pensando..

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