El psicoanálisis deshabitado
por Paola Menta
Nada valoro más al leer un texto que poder escuchar una voz. Sentir cómo al avanzar en la lectura la voz se alza, se clarifica y se vuelve singular.
Sin duda, algo de la singularidad, de lo peculiar, se juega en el estilo. Pero, pensando en particular en los trabajos sobre psicoanálisis, creo que en ellos la singularidad se soporta en la pregunta que los causa.
Es la pregunta que al encarnarse en una voz, abre una ventana, produce un suspenso, relaciona o acerca cosas que estaban separadas, separa cosas que estaban juntas… Y así nos deja perplejos, desorientados, entusiasmados frente a esa nueva visión, a esa nueva perspectiva, ante ese no saber. Allí donde el saber fracasa, aletea la emoción que conlleva la investigación, no sin cierto desasosiego.
La oportunidad de haber asistido a la Reunión Lacanoamericana de Psicoanálisis que tuvo lugar en Buenos Aires desde el 30 de octubre al 2 de noviembre, me puso a pensar en la situación particular que supone la lectura de un trabajo sobre psicoanálisis frente a un auditorio. Y es particular porque alguien presta allí su voz a Eso que va a decir. Eso quiere hablar y hay que sostenerlo allí, frente a otros, para que Eso diga.
Necesariamente, algo de lo que en ese encuentro se produzca o no, tendrá que ver con la posición que ocupe el auditorio en quien lee.
Si se lo valida como interlocutor, entonces sí será posible “trabajar”, es decir, hacer el esfuerzo de sostenerse en la incertidumbre, soportar el enigma; avanzar a tientas hasta el “de pronto” comprender, hasta el “de pronto” sorprenderse, con eso que toca, descoloca, inaugura recorridos. Si el auditorio se concibe como quienes van a ver, el espacio de trabajo se transforma en una vidriera y así la mostración, tal como lo hacen los dementores en Harry Potter, le aspira el alma a las palabras dejándolas extenuadas, agotadas, vacías.
Si el auditorio no es un prójimo con el que se hace lazo a través del quehacer, el trabajo no tiene porvenir; se trata de un presente continuo que se consume en el mismo instante en que las jornadas terminan. Es casi un acto de consumo.
Con esa imagen graficaría esta Reunión Lacanoamericana en la que se presentaron cerca de 500 trabajos y en las que participaron alrededor de 1500 personas.
Trabajos con pocas voces, pocas preguntas, escasas propuestas.
Ojalá, este estado de cosas se tratara de algo del orden de lo sintomático. Ojalá.
Imagen: M.C. Escher, Hormigas
Estimada; los dementores, qué imagen! Aspiran el alma, queda vacío. Percibo gran desilusión, depende de todos y todas que este momento histórico pueda ser pensado, analizado. Detenernos y pensar en ese auditorio que espera escuchar, algo significativo. Un abrazo. Ana Inés Crosa.
ResponderEliminarCual es tu propuesta Paola respecto a la transmisión del PSA? No te escuché nunca . Donde das cuenta de tu práctica ante otros?
ResponderEliminar¿Por qué toca tanto lo que dice Paola, como para este tipo de reacciones?
EliminarTal vez porque generaliza, haciendo de una lectura, LA lectura, o de una verdad LA verdad... eso suele molestar un poco, creo yo.
ResponderEliminarpero justamente, si uno no se enreda con esa posibilidad (la de LA verdad), ¿por qué le jodería tanto percibir en otro una posición detentatoria? (y no digo que la tenga). Porque una cosa es decir, "pah, qué lástima que hayas visto todo eso así", y otra cosa es este tipo de reacción. Yo más bien creo ver, -sin mucha convicción, lo tiro como para pensarlo, no me peguen a mí ahora, que, ya aviso: no doy cuenta de ninguna práctica en ningún lado, ja! (no soy psicoanalista)-, un conflicto frente a cierta posición crítica de una LA verdad, que no quiere saber mucho de cuestionamientos. No tengo idea de las lacano, no fui, ni me contaron nada, por lo que no tengo una opinión propia de eso, y ni siquiera sé si me interesa demasiado, pero me parece que una posición crítica frente a cualquier fenómeno es más bien saludable y atendible, mueve el valero para no decir amén tranquilamente a todo y poder plantearse otras posibilidades; es en todo caso discutible y hasta no compartible, y desechable tras un abordaje crítico o no, si no tenés ganas, pero no agredible. Aunque no diera cuenta de su práctica (no tengo idea si lo hace o no), ¿eso la invalida a tener una opinión, a angustiarse, a desilusionarse, a ponerse mal por una situación que lee de una manera X, y a intentar cambiarla, con este tipo de gestos? Aunque pueda estar pecando de generalización, y que uno pueda presumir que obviamente Paola no asistió a todas las conferencias, yo me preguntaría qué de todo eso que ella dice puede estar ocurriendo, aunque sea en algunos casos (ya que se insiste permanentemente en el asunto de la singularidad). Eso, de por sí, me resulta re productivo. Suelo ver (no en el ámbito psicoanalítico exclusivamente) un hondo problema frente al pensamiento verdaderamente crítico, que a mí, en particular, me preocupa, me frustra, y me duele, y en eso me siento identificada con Paola en lo que acá expresa, más allá de los contenidos, y la aplaudo porque es muy valiente decir este tipo de cosas, cuando existen resistencias grandes. Bueno, andá a contarle a Freud o a Lacan, de valentías de este tipo.
Eliminarcosa'e mandinga, vaya uno a saber por qué, me desperté penando (y ahora me doy cuenta de que acabo de mandarme otra equivocación, porque en verdad quise poner "pensando"): "¡valero va con be larga!" "¿dónde escribí mal esa palabra, en estos días?" y acá la encontré. es que embocarle al agujerito, no es tan fácil, che.
EliminarYo, tan cero falta sote! puto inconsciente arruina-perfecciones!
¿Me gustaría saber, Anónimo, si tu comentario acerca de LA verdad, LA lectura, sería el mismo si el artículo escribiera sobre el virtuosismo de las Lacanoamericanas? Probablemente sí, y probablemente también pidieras referencias, Anónimo, a quien escribe un artículo y firma, ¿Verdad?
ResponderEliminarAgradezco los comentarios a quienes hicieron una atenta lectura del artículo.
ResponderEliminarCelebro se haya quebrado, por fin, el silencio en torno a temas sobre los que es imperioso volver a hablar, lanzarse a hablar; la transmisión del psicoanálisis, la formación de los analistas, ante quién o quienes dar o no cuenta de nuestra práctica, las instituciones psicoanalíticas, saber y verdad...
Apuesto, una vez más, al poder convocante de la palabra.
Quienes practicamos el psicoanálisis sabemos que es necesario malestar.
Espero LangueLengue sea, para quien así lo quiera, un lugar desde el cual promover la interlocución.
Paola.
Pocos momentos del psicoanálisis han sido, son y serán sin transferencia. Piedrita en el zapato que se transforma en el más poderoso argumento de trabajo. Presente en el análisis, en los controles, en los grupos de estudio, en el amor. Cómo ir a escuchar a alguien una ponencia si al menos un comentario propiciatorio no nos indujo a ello? , (por los mil y un caminos que la transferencia encuentra de realizarse). Me pregunto como funcionan las transferencias en las lacanos? Lo pensaría desde ahí.
ResponderEliminarSaludos
Adrián Villalba
Reducir la lacanoamericana a un acto voyeur, es superficial, hay otra lacano, por así decirlo, la que permite hacer lazo entre analistas, la que encuentra pequeñas interrogantes, pequeñas referencias a una pregunta que habilitan a escuchar, tenues genialidades que se dicen aveces sin querer. quizas moverse por los diferentes lugares que propone la lacano (escuchar/ser escuchado) sean enriquecedoras.
ResponderEliminarA riesgo de parecer intruso me permito dejar en esta ya vieja entrada del blog una impresión: el texto es un tirón de orejas, obvio, a una suerte de destino complicado : una disciplina , un subconjunto del conjunto más amplio de practicantes del psicoanálisis se va encerrando o incomunicando en si mismo cultivando un lenguaje cada vez mas autoreferente. Y era previsible que quien escribiese asi habría de recibir comentarios defensivos (y de contraataque) de quien se siente cuestionado.
ResponderEliminarEn ciertos ámbitos, si uno no se comunica en dialecto de la comunidad ni siquiera se es escuchado, y la herejía fue mostrar simultaneamente maestria para pensar lacanianamente y mostrar lo circular de ciertos discursos o actos.
Yo ampliaría el cuestionamiento, en el sentido de que lo descrito para estas jornadas ocurre en la mayoría de los eventos de este tipo, sean lacanos o no. Y tiene que ver con lo poco que sabemos, y que no hablamos casi nunca de ello en público, como tampoco andamos sin ropa por la calle.
Y esto no es una disculpa , sino que vale como comentario o reflexion respetuosa de la linea de pensamiento que inspira creo la critica: porque no hablar de la frontera, de lo que debemos trabajar , lo que no sabemos, y dejar tanta pose de sabios.
algunos entendimos la idea de la metáfora paterna y la castración groseramente, como tolerar el no saber...y no esconderlo todo el tiempo.
El espiritu de este blog en ese sentido es aire fresco, (aunque a veces un poco pretensioso)....pero quien esta libre de tal pecado?
Te agradezco muy sinceramente el comentario que de alguna manera trae al frente una discusión que siento fundamental y así la actualiza.
ResponderEliminarA veces tengo la sensación de que se vuelve necesario, al menos para mí, volver a hablar como si fuera la primera vez sobre los temas que hacen a lo humano; el amor, la locura, la muerte, el sexo, ...como decían las tías viejas, darle a la lengua, soltarla...
Me parece que algo de lo inaugural, de la primera vez tiene que permanecer latiendo cada vez, es una manera de mantener vivo el asombro.
También creo que es desde el asombro que podemos hacer con algunos otros...
Gracias nuevamente! y sigamos hablando
Paola.