Licenciado Lapsus Linguae: Gregorio Samsa al diván



por Mayra Nebril             

Una mañana al despertar de un sueño agitado, Gregorio Samsa se encontró en una cama transformado en un horrible bicho”                 
La metamorfosis. Franz Kafka


Habían transcurrido cinco años desde el primer encuentro entre Gregorio Samsa y el Licenciado Lapsus Linguae. Aquella primera vez Gregorio planteó su situación, y Lapsus quedó rumiando asuntos que debía resolver para que atender a Samsa pudiera ser aceptable dentro de su cuerpo teórico-clínico.  “¿Puede el psicoanálisis tomar como paciente a un animal? ¿Un perro deprimido puede venir a atenderse? ¿O una gata con un embarazo no deseado? ¿O un hámster con fobia al aserrín?  ¿Y un insecto con baja autoestima? ¿Acaso podemos curar a un insecto de ser insecto? ¿Cuánto será instinto y cuánto pulsión en Samsa? ¿Mi técnica humaniza lo animal o animaliza lo humano? ”  Las interrogantes se mudaron al pensamiento del Licenciado, hasta que el asunto se pareció más a un copamiento de cabeza, agobiado de dar vueltas sobre asuntos similares, sentenció “Pa´ qué tanto Gre Gre para decir bienvenido Gregorio; si quiero investigar de qué se trata, es hora de arriesgar y comenzar.”  Y así habían empezado a trabajar juntos. 

El Licenciado esperaba con expectativa la llegada de Samsa que le había anunciado que tenía algo para mostrarle. Lapsus tomó su cuaderno de apuntes y empezó a hacer historia de aquel recorrido tan particular.  Se tentó recordando la primera y única sesión en el diván, cuando Gregorio cayó de espalda mientras sus seis extremidades se estremecían tomadas por un miedo ancestral que lo llevó al pánico, y otro tanto al Licenciado que queriendo ayudarlo no se decidía cuál de las seis patas agarrar para darlo vuelta.  Terminaron ambos exhaustos del forcejeo, apelando a un ansiolítico y decidiendo que trabajarían cara a cara.
Y luego la reminiscencia trasladó a Lapsus al segundo verano de trabajo conjunto, cuando probablemente como prueba de amor exigida a su analista, el paciente vistió musculosa floreada, short y ojotas en sesión, ¡espectáculo y pico se mandó el Gregorio! Ayayayay, cuánta valentía demostró el Licenciado, ni parpadeó, ni sonrió, ni bromeó e incluso pensó con ternura en la paciente de las dos de la tarde, y lo linda pareja que formarían de encontrarse casualmente en la puerta del consultorio.
Rememoró también la vez en que el paciente regurgitó un almuerzo muy dudoso en el tapizado de gamuza color habano del sillón, sin siquiera pedir disculpas.  Lapsus supo estar a la altura requerida y comprender que su paciente regresivo, en todo sentido, requería de su comprensión, y más tolerancia. Pero sobre el final de la sesión Linguae le alcanzó un balde con agua y un trapo, acto analítico que permitió que Gregorio se hiciese cargo de su mugre y que creciera de una vez por todas.
Vino a la memoria del Licenciado el último tramo del tratamiento, momento en que Samsa segregó feromonas y la habitación se plagó de cucarachas en celo, cucarachas que ignoraban a Lapsus y que morían de amor y ardían de deseo por Gregorio, clara rivalidad edípica que el Licenciado pudo trabajar con su paciente, claro que él atraía hembras, claro que era un gran cucarachón.  
Lapsus miró el reloj, Gregorio llevaba cinco minutos de retraso, Qué sería lo que quería mostrarle, inevitablemente regresó al principio, a la primera entrevista, la que había sido un despliegue para los ojos, el tacto y el olfato, la que aun 1825 sesiones después estaba grabada con exactitud en su pensamiento.

-          Ay estimado Licenciado, muchas gracias por recibirme en su consultorio, sé lo difícil que será para usted tolerarme ante sus ojos.
El Licenciado extendió la mano y en el apretón sintió una dureza resbaladiza que hizo que un asco visceral le trepara por la espalda. 
-          Hablaré sin rodeos con usted, Licenciado Lapsus Linguae, a pesar de que no es el estilo en que más fácilmente logro manejarme, pero comprendo que es el que se requiere en estas circunstancias. … Me convertí en bicho hace ya más de diez meses. 
-          ¿Y qué bicho es, Sr. Samsa?
-          Un insecto, entre cascarudo y cucaracha, ¿no lo ve?
-          ¿Cambió interiormente o siente que sigue siendo el mismo? ¿Se reconoce como cucaracha?
-          No me atrevo a decir qué tanto la metamorfosis ha roto la continuidad de mi ser. No sabría decir qué hace que uno diga esto soy yo, y esto otro no es mi esencia. Pero tuve que aprender todo otra vez, a moverme, a ingerir alimentos, a defecar, y hasta hace un mes no había logrado poder volver a hablar.
-          ¿Y su familia Gregorio?
-          A ellos les daba asco, miedo, odio. Me querían matar. Tuve que desaparecer. Pero una vez en la calle todo fue mejorando, hasta recuperé la voz. Aun siendo un bicho, teniendo seis patas y gustando de la basura, estoy mejor.
-          ¿Come basura?
-          Soy bichicome.  Soy bueno con la basura, la sé manejar, clasificar, vender.  Tengo una P.Y.M.E, me va bien y soy independiente. Antes era un esclavo de mi familia. Disfrutaba de ser el bueno de Gregorio, ¿entiende? Aun así mi madre me decía que era un bicho, después mi hermana agarró la costumbre de llamarme Bichi, y finalmente mi padre contó que su exjefe era una cucaracha, antisocial, rastrera, parecida a mí.  Y amanecí así. 
-          No comprendo cuál es su hipótesis
-          Creo que la palabra bicho se me soldó a la carne, dejó de ser un concepto al que apelo cuando pronuncian la palabra, soy como un objeto antes de que le pongan nombre, ¿entiende? Y creo que podemos revertirlo.
-          ¡Qué hipótesis rara Samsa! ¿Y usted cree que podremos des-entrañar la cucaracha de usted? …

Sí, cuántos recuerdos, el Licenciado había soportado estoico las pruebas, y por eso habían arribado a ese día en que Gregorio le había adelantado que tenía una gran novedad.  A través de la ventana lo vio aparecer.  Los ojos de Lapsus Linguae se desorbitaron.  Gregorio Samsa era un ser taaan especial.

 - Gracias Licenciado - dijo Samsa. - ¡Alégrese conmigo, hombre! Usted hace milagros.

Lapsus observaba perplejo la nueva metamorfosis de Gregorio, quería creer que sería mejor lidiar de ahora en más con un mono en lugar de con una cucaracha, pero claro que no estaba seguro ¿quién dijo que es fácil ser psicoanalista?

2 comentarios:

  1. Una pregunta para el Licenciado: usted atiende solo a gente importante? No tendrá un lugarcito para atenderme a mí, un mundano servidor?... Me siento raro estos días, me pica la espalda, tengo palpitaciones y empiezo a observar una leve y molesta porosidad en la palma de mis manos.

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  2. Estimado Anónimo:
    Me alegra profundamente su consulta, la verdad es que me aburría sofocado en este bochornoso verano, y tomarlo como paciente será un rentable honor para mis bolsillos y para mí. Creo por otra parte no precipitarme si le digo que usted es alguien de papel y que tal vez ese sea un principio de diagnóstico que nos conecta y nos acerca, y lo vuelve un paciente de mi target. Espero su demanda sostenida en mi deseo de analizarlo. Suyo, un poco, y otro poco de otros,
    Licenciado Lapsus Linguae de visita en Langue Lengue.

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