Estimados seguidores y
seguidoras:
Comenzando el año, quiero
remangarme para ofrecerles el cuerpo del marco teórico que sostendrá
mis escritos. Sabido es que no puedo incluir todo lo necesario, el NOTODO está
en todas partes, pero al menos voy a dejarles una porción, claro que será una porción a medida y proporción
de mi amplia teorización, para que vayan penetrando el universo del objeto y la
estética psicoanalítica.
Propongo la existencia de
tres tipos de objetos.
Sí, así como lo leen, mis
estimados colegas. Pero no se preocupen, ni se desalienten, que paso a paso, iremos entrando en LA escalera conceptual ascendente.
Cierto es que tomo por válido el planteo de
Lacan acerca del primer objeto. El Petit-á fundacional. O sea que son dos los
que invento en mi sabuuarfer, pero además, como corresponde a todo
psicoanalista que se nombre como tal, reinvento al Petitá fundacional en mi
clínica, clínica de la que he sabido dar cuenta en varios congresos y
actividades, como bien saben mis queridos seguidores.
Primero el petit-á del
cual Lacan habló largamente y todos nosotros también, citando copiosamente al maestro,
así que allí no voy a meterme más que para pedirles que lo lean y lo aprendan,
con paciencia y despacito van a ir entendiendo, no paren que sigue y sigue.
En segundo lugar estaría
el objeto Petitá, juego homofónico con el primero, objeto petit a lacaniano, ¿ya
lo habían descubierto?, lo aclaro de todas maneras ya que siempre el público se
renueva, y alguno debe venir en el grupito de los rezagados,-mi teoría es
inclusiva, allinclusive, ¡pero no por eso vulgar!, ¡ni proclive a la
vulgarización!, sepan que respeta el ánimo oscurantista de mi tribu- ojeto petitá que
descubrí en mi posibilidad de lectura a la letra, descubrimiento de mi autoría,
del cual soy madre, -no padre- y cuenta con mi firma, ya que nació de mi sabuuuarfer.
Ese Petitá es y no es
parte del cuerpo, es y no parte del sujeto, es el borde de TODO agujero. ¿Ahora
los visualizan mejor? ¡Qué imagen! ¿No lo logró todavía? Descuide, también de
eso se trata, colegas principiantes, de estimularlos a crear variedades de
Petitás, no queremos un petitá coagulado, esclerótico, tenemos que inventarlo
cada vez para cada quien, ir hasta el unercanté
y regresar victoriosos con el petitá de esa tierra. Logrando desatar un
goce deseoso de amor al psicoanálisis, porque dejaremos caer Algranotre, A, y así
encontraremos, en el más allá del principio de realidad, nuevos colegas
hablando y definiendo a los Petitás.
Y en tercer lugar, como
tercer tipo de objeto, sostengo -también de mi total autoría, aun sabiendo que
se convertirá en concepto patrimonio mundial- que para los psicoanalistas
existiría una subespecie de petitás.
Los Petitás Psicoanalíticos, objetos que al
nacer un colega, al emerger un psicoanalista de algún diván, advendrán con él para ser y convertirse en sus petitás técnicos.
Dichos petitás
psicoanalíticos, a los que de aquí en más llamaremos Psicopetitás, dan cuerpo
al colega naciente, también lo visten, y acicalan, y poco a poco lo afirman en
una estética que de saber leer entre líneas reflejará su ética.
Pero ¿cómo se arriba al
advenimiento de esa serie de psicopetitás que acompañarán la carrera del colega
yunior?, ¿son los psicopetitás elementos identificatorios a su analista?, ¿son
una construcción del análisis, un aprender a sabuaaarfer también con el mundo
objetal del psicopetiteo?,¿hay Uno en el universo del psicopetitá?, ¿cómo
podemos interpretar la caída en el estereotipo del psicopetitá de algunos colegas?,
¿acaso los psicopetitás son sólo materiales-diván, título enmarcado, pipa,
barba, mechitas, vestimenta tipo, biblioteca con la colección verde de
amorroto?, ¿o permiten en su definición la inclusión de lo inmaterial? O sea
¿existen psicopetitás inmateriales- y ejemplifico para que puedan seguir
conmigo hasta el final: es un psicopetitá el dominio del silencio, el tono de
voz, el manejo del estilo interrogativo, la manera de tomar nota, y otros
cuantos etcéteras que iremos desentrañando?
Les adelanto que el
psicopetitá admite varias consistencias, colores y olores.
Los dejo en compañía de
sus reflexiones las próximas dos semanas, y los invito a que ustedes den sus
primeros pasos en la construcción de lecturas posibles acerca de las relaciones
entre la estética y la elección de los psicopetitás
que han hecho.
Trabajaré para hacerles visibles los psicopetitás de los grandes
psicoanalistas.
Espero que esta columna inaugure
el espacio de intercambio.
Hasta la próxima...
Siempre suya,
La tía Chichita