Una carcajada

Por Paola Menta

Reunidos alrededor de la parrilla, esperábamos a que el asado estuviera a punto. Los temas de conversación se sucedían, desordenados y ruidosos. De pronto, a nuestras espaldas, alguien soltó una carcajada espléndida. Rápida, estridente, con algunas notas agudas que revelaban provenía de la boca de una mujer. 

La burbujeante carcajada se abrió paso, silenció la conversación y llegó hasta nuestros oídos. Acto seguido, todos –ya divertidos y sonrientes- volvimos la cabeza hacia el lugar desde donde provenía la carcajada.
La hermosa carcajada se desvanecía en el aire cuando alguien de nuestro grupo dijo: “hay mujeres a las que es un placer contarles algún chiste o decirles alguna cosa solo para escucharlas reír”. 

Tiempo después de esa frase, me encuentro con otra no menos estupenda. Esta vez ante mi carcajada un niño con cara de susto dice: ¡no hagas eso!... ¿Por qué hacés eso?…¡Es misterioso! 

Comprendí en ese instante que, para ese niño, la risa, la carcajada implicaba una asociación imposible de realizar. Le era imposible asociar ese sonido del cuerpo, esa columna de aire ascendiendo por la garganta y los paroxismos propios de una sincera carcajada con cierta emoción liberadora, con esa suerte de libertad, de expansión, que conlleva el placer, y así ese “ruido” incomprensible emitido por ese otro enrarecía el ambiente, lo tornaba inquietante. 

Quedaba evidente que la risa no es innata, que está en relación con un otro, es por tanto creación, requiere de cierto imaginario sin el cual queda conminada a un puro ruido. 

A veces me imagino que la risa es algo que de lo humano se expresa, se agita, se aviva, se manifiesta en la experiencia del lenguaje, algo que se deja entrever, un guiño que nos recuerda nuestra posición de seres humanos en este universo que no controlamos. 

Hablando sobre la risa con una niña de 9 años, ella preguntó: -¿cuándo habrá sido la primera carcajada, te imaginás? La pregunta fue celebrada con unos segundos de risa sincera y seguida de un silencio en el que –sin duda– ambas intentábamos imaginarnos “eso” pero “eso” era insondable. ¡Lástima! Fue una carcajada célebre y su autor nunca lo supo.

Pero, ¿cómo y cuál habrá sido la circunstancia en la que por primera vez en la historia de la humanidad alguien sintió ese espasmo que sube por el pecho y cascabelea en los pulmones? (1)

 (1) Paul Auster, El libro de las ilusiones, Anagrama


11 comentarios:

  1. la carcajada es de las experiencias más lindas para el que la practica. pero es verdad, también, que puede ser muy incómoda para el otro, cuando no participa de "eso". ¿a quién no le pasó alguna vez estar frente a alguien sacudido por la risa, y hacer el esfuerzo de sonreír, por lo menos, para no quedar como un verdadero cortamambo, maleducado, o sapo de otro pozo?! igual, creo que casi nadie se ríe a carcajadas, si no hay otro que lo festeje.
    la risa más linda, es siempre la compartida, y la que va en un increscendo hasta las lágrimas, retroalimentada por el otro, que no puede parar y así hasta que alguno dice, como puede, agarrándose la barriga, secándose las lágrimas: "ay, ta, ta, ta, basta, no puedo más"!
    a mí me gusta mucho la risa descontrolada que no responde a ninguna razón, esa contagiosa, donde parece que las partes se dijeran: "pah, qué bien la estamos pasando", pero ninguno sabe de qué corno se ríe. qué carancho importa!
    y también es verdad, hay gente que tiene una risa encantadora. yo conozco personas por las que no siento una especial simpatía, hasta que se ríen.

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    1. creo que la risa permite una relación con el otro en tanto prójimo y no como semejante, abre una vía completamente distinta de la relación especular...
      de todos modos me quedo pensando en cuando por ejemplo, y esto es algo Ceci que hemos compartido, leyendo a Mario Levrero no puedo parar de carcajearme, me gusta el ejemplo para pensar ¿con quién se ríe uno allí?

      sigamos pensando
      paola

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    2. sí, lo pensé cuando escribí el comentario. eso mismo que decís, acordándome de la carcajada que me produjo en un momento La novela luminosa, estando sola en casa.
      en mi caso son excepciones. no hay mucho libro que me haya hecho reír a carcajadas en algún pasaje (aunque sí pila que me han dado mucha gracia, o me han provocado esa cosa liviana que provoca el humor, pero carcajadas, lo que se dice carcajadas, nones).
      ahora pensaba que el increscendo que produce la carcajada compartida no debería pasar ahí, pero en realidad a mí esa vez me pasó. mi propia risa, unida a la reminiscencia del pasaje leído, me hicieron entrar en loop por un rato. como si el tipo me siguiera repitiendo el pasaje para que yo me siguiera riendo. para mí estoy charlando con el narrador, ahí, identificada yo con el narratario, el lugar del sujeto al que se dirige el narrador, siempre presente en toda narración, aunque no se explicite. Siempre hay dos en la lectura, aunque de cuerpo presente haya sólo uno cada vez, y el otro es un lugar.
      hace unos meses un neurolingüista vino a darnos unas clases, y dijo que cuando uno lee, se activan en el cerebro las zonas que se usan para producir los sonidos (es decir, las zonas que se usan para hablar). interesante, no?

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  2. Es misterioso si,tanto como atrayente. En la poética, Aristóteles anuncia varias veces un tratado sobre la comedia sobre lo cómico (ya no recuerdo exactamente como lo llama), lo cierto es que ese volúmen no se conserva, sabemos de él por las menciones al mismo. Este vólumen es el móvil que genialmente Humberto Eco pone en el centro de los asesinatos de la abadía en la cual Baskerville investiga, la novela: el nombre de la Rosa. El famoso libro perdido de Aristóteles es allí celosamente escamoteado a quienes acceden a él, la risa es algo que se paga con la muerte.
    Interesante poner una vez más el acento sobre la risa en lo que tiene de hybris, cosas a pensar.

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  3. Me he encontrado, en estos días, y más de una vez, ante la pregunta de ¿qué cambia cuando alguien se ríe? y ¿dónde cambia algo? ¿sobre qué opera la risa? porque me parece que algo de eso es lo que quienes esconden "ese libro" saben, captan.
    Se paga con la muerte porque quizá algo le es revelado a quien se ríe, algo pasa allí a otro orden, algo se torna distinto.
    Un gusto enorme recibir tu comentario en este espacio.
    Paola

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  4. Cuentan que un niño de esos que esperan a ser adoptados por parejas pudientes de Occidente en asilos rusos;cuando encontró un hogar, unos padres,unos chiches, estaba jugando solo y de pronto...le brotó una carcajada. Y se asustó de sí mismo. Mucho se ha escrito acerca del hospitalismo pero esta anécdota siempre me ha impactado.El Estado le había garantizado abrigo y comida, pero había olvidado lo esencial...

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    1. Es impecable este relato para pensar ,justamente, que para enlazar la risa, la carcajada, para que tenga ese efecto de guiño que nos coloca de lleno en nuestra condición de humanos, se necesita de un otro y yo diría se necesita del amor. Es enlazado en esa estructura compleja que implica el amor, que el niño puede empezar a vivir esa dimensión de la risa, que toca la complicidad, la confianza, la compasión, la alegría, el disfrutar, el placer...es así o no es.
      Gracias! Adriana por el comentario y espero sigas leyéndonos.
      Paola

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  5. Hacía mucho que no entraba y me di una panzada de ustedes. Siempre eso (nótese la alusión a la inevitable y anhelada voracidad) trae mucho placer - risas ¿no es casi lo mismo? Gracias

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    1. Qué lindo tema Raquel!
      La relación entre la risa y el placer es algo que me quedé pensando desde que escribí el artículo, y creo que es una relación posible, pensándolo estrictamente en términos freudianos. Y creo que es posible porque la risa, la carcajada, implica necesariamente lo imaginario y lo simbólico, si no -me parece- estaríamos en esa sensación de extrañeza que la risa produce cuando no se la puede enlazar. Estoy pensando mucho en eso y probablemente escriba algo para poder seguir pensándolo. Después vendrá el trabajo del chiste, es decir, quienes se dedican a producir la risa, la carcajada y eso es otro gran tema.
      Gracias por tu comentario, y me encantaría poder continuar la interlocución!
      Paola

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  6. Un poco atrasada (jaja! Ups la escritura de la risa ya no es lo mismo!), leo una vez más sus siempre lúcidos y sensibles comentarios, está vez sobre la risa. Por mi parte, recuerdo también su relación a la muerte, porque invoca como decía el filósofo Georges Bataille, la suspensión de todo sentido. Sanciona en eso, al golpe de una verdad, la condición de estar vivos. Es misterioso _como decía el niño_, un misterio maravilloso. Gracias por la poesía de Peri Rossi, también muestra la boludez de no saber que la teoría no es sino un nudo de palabras, del que los sueños y la poesía por suerte a veces pueden reirse

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  7. Tenés razón! escribir jajajajaja no es lo mismo! sin embargo, siempre me pareció genial el esfuerzo de la onomatopeya, es esmerada! nos acerca algo de la acción...paf! pum! auch! ...y por allí nos metemos en el tema del sonido, la carcajada suena! será por eso que también es contagiosa? También me gusta pensar en que usamos la expresión "estar tentado" cuando alquien no puede parar de reirse...
    Gracias por el comentario y por la atenta lectura!
    Paola

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